El ICG Força Lleida se jugará el todo por todo este próximo domingo en la pista del Melilla tras dejar escapar este miércoles una oportunidad de oro para poner casi los dos pies a la permanencia. Los leridanos han perdido por dos puntos con el COB en el Barris Nord en un partido que ha tenido intensidad, dureza y emoción hasta el último instante, pero en el que los de Aranzana han caído víctima de su desacierto en momentos clave y, también cabe decirlo, de la inspiración desmedida de los gallegos en algunos tiros de gran dificultad en el tramo final del partido.
Un partido que empezó con el guión previsible; mucha defensa, mucha tensión, poco acierto y marcador bajo. Las alternancias en el marcador eran la tónica en los primeros diez minutos, dinámica rota por dos triples del COB en el último minuto que les permitían terminar el primer período cuatro puntos por encima (13-17 F1Q). La misma tendencia se manifestaba en el arranque del segundo, con el Ourense cogiendo por primera vez un margen de seis puntos -lo máximo que obtuvo- que los de negro desvanecían por dos ocasiones durante este tiempo para irse al descanso perdiendo de dos puntos (31-33), pero con no demasiadas buenas sensaciones. Aunque el dominio en el rebote y en valoración eran claros para los leridanos, daba la impresión de que con esto no era suficiente. Había que mejorar porcentajes, especialmente desde el perímetro, y eso es justamente lo que hizo el Lleida nada más volver de vestuarios; De la mano de un inspirado Polanco y de unos implicados Feliu y Chapela, los locales cogían siete puntos de margen (47-40, 4:46 3Q) que amenazaban con romper el partido, pero un tiempo muerto pedido por Gonzalo García de Vitoria congelaba al ICG, que con alguna actuación arbitral dudosa aliñada con malas decisiones propias en ataque malgastaba esta renta y conducía el duelo a un escenario de cara o cruz.
En el último cuarto, el Ourense tiró de talento; el de Henriquez y, especialmente, el de Spight, que firmó canastas imposibles cuando el partido estaba más caliente. Sin embargo, se entró en el último minuto con todas las opciones: Con empate a 74, tres faltas de equipo y 16 segundos por jugarse, los leridanos no pudieron impedir que Yates anotara la que acabaría siendo la cesta de la victoria a cuatro segundos y medio por el final. Bulic tuvo un último disparo que no entró y eso condena al equipo de Gustavo Aranzana a jugar el domingo una final en la que habrá que estar muy pendiente de los demás resultados para saber si se consigue la permanencia en la LEB Oro por la vía deportiva en esta infausta temporada de la Covid-19. Ahora bien, toda aritmética pide ganar en Melilla. Y no será fácil.